Ciencia para el campo: Pequeños productores mejoran su cadena con ayuda Universitaria

 



En el año 2019, en Ecuador se desperdiciaron 939 mil toneladas de alimentos, lo que representó aproximadamente 334 millones de dólares. Esta pérdida se debió al uso ineficiente de recursos, la falta de prácticas sostenibles, el bajo poder de negociación y organización, los bajos precios de mercado y la limitada capacidad de recambio generacional. Todo esto ha ocasionado que la cadena de suministro agroalimentaria enfrente serios problemas relacionados con el desperdicio y deterioro de su producción.

Desde la academia nace un proyecto que busca que los pequeños agricultores ecuatorianos cuenten con una cadena de suministro agroalimentaria mejorada, basada en el enfoque de la Industria 5.0, que contribuya a garantizar patrones de producción sostenibles, soberanía alimentaria y el bienestar de los agricultores.

“La idea es buscar el mejoramiento de la cadena de suministro. Hemos observado que en el mercado hay una gran cantidad de alimentos desperdiciados. Eso indica que no existe una cadena de suministro eficiente: ya sea por la falta de una adecuada refrigeración o porque, en el tema de negociación, los productores no colocan un valor justo a sus productos y prefieren no venderlos. Así, los alimentos se pudren, y eso genera un enorme desperdicio”, explica Freddy Lema, docente e investigador de la Universidad Técnica de Ambato (UTA).

Este proyecto es el resultado de una colaboración entre investigadores de la Universidad de Cuenca, la Universidad Técnica de Ambato, KU Leuven y la Universidad de Gante (Bélgica), así como asociaciones de pequeños productores de las provincias de Azuay y Chimborazo.

Lorena Sigüenza, directora del proyecto, señala que la iniciativa cuenta con el financiamiento de la Comisión Flamenca Universitaria de Bélgica y que su misión es dotar a los agricultores de herramientas tecnológicas accesibles para mejorar la gestión de sus cadenas de suministro.

“Este proyecto nació en el año 2022 y concluirá en 2027. Hasta el momento hemos realizado el levantamiento de tres casos de estudio en Riobamba y Azuay”, añade Sigüenza.

Los casos de estudio incluyen a:
Jambi Kiwa, una asociación de mujeres que se dedica a la producción de plantas medicinales y aromáticas.
Kipa Amaranto, una pequeña empresa que elabora productos a base de granos andinos.
Sal y Luz, que es un emprendimiento dedicado a la producción de plantas medicinales y aromáticas.


Al finalizar el proyecto, se presentará una propuesta orientada a impulsar políticas públicas que respalden a los pequeños productores del país. “Existen pequeñas empresas de agricultores que están organizadas, pero desconocen cómo gestionar correctamente su cadena de suministros. Es ahí donde interviene nuestro proyecto de investigación: para fortalecer su trabajo” concluye Lema.

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